Resumen
Hacia una plena presencia pretende promover una reflexión común sobre la participación de los cristianos en las redes sociales, que están cada vez más presentes en la vida de las personas. La finalidad del documento, inspirado en la parábola del Buen Samaritano, es iniciar una reflexión común para fomentar una cultura de amor al prójimo también en la esfera digital.
En el contexto de las redes sociales, en el que los individuos son a menudo consumidores y mercancías, esta reflexión pastoral busca una respuesta llena de fe. Esta respuesta comienza por discernir los estímulos que recibimos y por escuchar voluntariamente. La atención, el sentido de pertenencia, la reciprocidad y la solidaridad son los pilares necesarios para construir un sentido de comunidad que, en última instancia, debería fortalecer las comunidades locales, que pueden convertirse en los motores del cambio. Transformándonos en “tejedores de comunión” a través de la creatividad del amor, podemos imaginar nuevos modelos basados en la confianza, la transparencia y la inclusión, y aprender a estar presentes en las redes con el estilo de Dios, llevando el signo del testimonio.
Resumen ejecutivo
Cuidado con las trampas en las autopistas digitales
La revolución digital ha creado nuevas oportunidades, pero presenta no pocos retos. El documento identifica varias trampas que debemos evitar en nuestro viaje por las "autopistas digitales". A causa de fenómenos que van desde la reducción de los usuarios individuales a consumidores y mercancías, hasta la creación de "espacios individualistas" que agrupan a personas de ideas afines o fomentan comportamientos extremos, en el viaje por la esfera digital muchos quedan marginados o heridos. Para los cristianos, esto plantea una pregunta: ¿Cómo podemos ayudar a que el entorno en línea se convierta en un lugar para compartir, colaborar y pertenecer, basado en la confianza mutua?
De la conciencia al verdadero encuentro
Actuar como buen prójimo en el entorno de las redes sociales comienza con una disposición a escuchar, como respuesta a la toma de conciencia de que quienes encontramos en línea son personas reales. Incluso en un entorno caracterizado por la "sobrecarga de información", las actitudes de escucha intencionada y de apertura del corazón nos permiten pasar del mero reconocimiento del otro a un verdadero encuentro. Podemos empezar a conocer a nuestro prójimo digital y a darnos cuenta de que sus sufrimientos nos conciernen. Nuestro objetivo es construir no sólo "conexiones", sino encuentros que se conviertan en relaciones reales y fortalezcan las comunidades locales.
Del encuentro a la comunidad
En nuestro viaje por las autopistas digitales, podemos encontrarnos con los demás con el espíritu de quien pasa con indiferencia o con un espíritu de apoyo y compañía. Si hacemos esto último, nosotros -que a veces somos como el buen samaritano y a veces como el herido- comenzaremos a curar las heridas que produce un entorno digital tóxico. Necesitamos reconstruir los espacios digitales para que sean entornos más humanos y saludables. Al mismo tiempo, podemos ayudar a orientar estos entornos para que fomenten comunidades auténticas basadas en ese encuentro encarnado que es indispensable para quienes creen en la Palabra que se hizo carne.
Un estilo característico
Los cristianos aportan un "estilo" característico a las redes sociales, un estilo de compartición que tiene su origen en Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros con sus palabras, sus acciones, su alma y su cuerpo. Él nos enseñó que la verdad se revela en la comunión, y que la comunicación también procede de la comunión, es decir, del amor. La presencia de los cristianos en los medios digitales debe reflejar este estilo comunicando información veraz con creatividad y de un modo que surja de la amistad y construya comunidad. Con este estilo, el cristiano hará uso de historias; ejercerá su influencia en línea de manera responsable, ya que los cristianos deben ser "tejedores de comunión"; será reflexivo, no reactivo; será activo, fomentando iniciativas y proyectos que promuevan la dignidad humana; y será sinodal, ayudando a abrir los corazones y a abrazar a nuestros hermanos y hermanas.
La presencia de los cristianos en las redes sociales también ha de llevar el signo del testimonio. Los cristianos no están en las redes para vender un producto o hacer proselitismo, sino para dar testimonio. Es decir, están ahí para dar fe, con sus palabras y con sus vidas, de lo que Alguien -Dios- ha hecho, y para forjar una comunión que nos una en Cristo.
Tanto si a veces están en el lugar del herido, como si otras veces están en el del samaritano, o en ambos, los encuentros casuales de los cristianos en las plataformas de las redes sociales se convierten en un encuentro con un prójimo cuya vida les concierne y, en última instancia, con el Señor. De este modo, la comunicación nos permite experimentar la comunión que tiene sus raíces en la Santísima Trinidad, que es nuestra verdadera "tierra prometida".