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Presentación del prefecto Paolo Ruffini

Presentación del prefecto Paolo Ruffini

Publicamos seguidamente la presentación de “Hacia una plena presencia” realizada por Paolo Ruffini, prefecto del Dicasterio para la Comunicación, durante la conferencia de prensa del 29 de mayo de 2023.

 

¿A quién va dirigido este documento?

La respuesta es: a todos. No sólo a los creyentes. No sólo a los profesionales. El entorno de las redes sociales nos afecta a todos. Sin excepción. El documento se dirige a cuantos deseen leerlo y continuar así la reflexión sobre los temas que trata.

El documento nace como una respuesta a la gran cantidad de preguntas que han sido dirigidas a este Dicasterio, tanto por numerosos obispos durante las visitas Ad limina, como por otros muchos interlocutores a diversos niveles. El texto es el resultado de un camino recorrido juntos: junto a jóvenes comunicadores, expertos, nuestros miembros y consultores (antes durante y después de la última asamblea plenaria, que tuvo lugar el pasado otoño). Por ello, es justo dar las gracias en esta ocasión a todas las personas que han colaborado en la génesis de este documento: a quienes han compartido preguntas, inquietudes, reflexiones, ideas; a quienes han participado con respuestas a preguntas precisas, o con comentarios, incluso críticos; a los que han ayudado en la redacción, la revisión y la traducción del texto...

Se trata verdaderamente de un texto nacido de la unión en la fe. Hoy lo entregamos a todos para que genere nuevas preguntas, reflexiones, ideas, críticas... Como escribió el cardenal Martini en su carta pastoral "Effatà" (1990-91), comunicar es difícil, requiere un “ir y venir” dialógico, interlocutores pacientes, benévolos y activos, de forma que la comunicación sea activa, recíproca, y no simplemente pasiva o resignada. Quisiera hacer mías aquí sus palabras. Durante la lectura, cada cual podrá encontrar las frases, los párrafos que le digan algo, que le despierten por dentro. Y también otros que le parezcan tal vez hostiles, difíciles o abstractos. Y, en este caso, podrá preguntarse cómo decirlo mejor. Si somos capaces de activar este proceso, de él saldrá lo que Martini llamó un verdadero "ejercicio de comunicación", una comunicación capaz de producir cambios.

            Algunos de los lectores de este documento pueden encontrarlo demasiado optimista; otros pensarán quizá que es demasiado pesimista; puede que haya también quien se pregunte por qué no contiene recomendaciones precisas o consejos prácticos. El texto no parte de la tecnología; no es un directorio ni una guía de carácter práctico-funcional. Es una reflexión teológica y pastoral que tiene su punto de partida en el Evangelio para suscitar un examen de conciencia personal y colectivo. Se centra en el hombre, no en la máquina; en la red en su sentido más verdadero y profundo, no en la conexión; en el corazón, no en el algoritmo. Quiere responder tanto a los que se preocupan por la deriva que ha tomado la era digital, como a los que piensan que lo digital es la solución mágica y tecnológica a todos los problemas. Es cierto que entramos en la era de las redes sociales como exploradores, pensando que era una tierra prometida; y corremos el riesgo de salir de ella como objetos, mercancías que se pesan y se venden por kilos. Buscábamos un orden basado en la compartición de la verdad, y nos encontramos con un orden basado en la desinformación. Pero siempre hay una tierra prometida. El mundo digital, incluido el de las redes sociales, no es estático. Depende de todos nosotros transformarlo, alejarlo de la fría lógica del mercado, del beneficio y del marketing; liberarlo de los dogmas unilaterales de las corporaciones que lo dirigen y devolverlo al criterio del bien común, del compartir libre. Nos corresponde a nosotros renegociar las reglas, renegociar los algoritmos y reapropiarnos de las relaciones.

Incluso si fuera cierto que -como dicen algunos- las redes sociales  están haciendo más mal que bien, social, política y culturalmente, y que nos inducen a una especie de reconfiguración de la forma de razonar, basándola en la intuición más que en la reflexión, este es el momento de pensar  cómo y qué cambiar para emplear los talentos del tiempo (y, por tanto, también las redes sociales) para pasar de la conexión al compartir; y para redescubrir el fundamento profundo de lo que somos, como católicos y como humanidad: personas que desean relaciones verdaderas. Es hora de una renegociación consciente.

El documento se propone buscar -y nos invita a buscar- respuestas inspiradas en la fe a todas estas cuestiones, con la conciencia de que es ingenuo creer que por el mero hecho de ser cristianos, seremos inmunes a las sirenas, fanatismos y narcisismos de nuestro tiempo; con la responsabilidad de quien sabe que no debe -y no puede- huir de su propio tiempo; con la humildad de quien se siente llamado a dar testimonio, y sabe que el cambio debe hacerse junto con la sociedad civil. Iniciando un diálogo. Agregando un consenso. Estaremos satisfechos si esta reflexión pastoral consigue abrir un espacio de diálogo.

Como hizo el cardenal Martini hace muchos años, nosotros también pedimos hoy a todas las personas de buena voluntad que continúen el trabajo y elaboren una reflexión mejor que esta.

 

¿Por qué una página web?

Hemos publicado un sitio web para compartir buenas prácticas y crecer juntos en el discernimiento. En fullypresent.website, se pueden encontrar algunas indicaciones iniciales de lo que se puede hacer para contribuir a la reflexión común, como la posibilidad de señalar documentos de iglesias locales, textos académicos, iniciativas y acontecimientos en un mapa mundial predispuesto. Es un primer paso para crear más sinergias, más comunión de objetivos.

 

¿Por qué esta reflexión se inspira precisamente en el Buen Samaritano?

Porque se dirige a todos. A menudo nos encontramos heridos, a veces andamos a tientas en la oscuridad. No por el mero hecho de ser cristianos tenemos ya las soluciones en el bolsillo. Más bien tenemos que encontrarlas juntos.

El Papa ha señalado varias veces explícitamente al buen samaritano como icono del comunicador. El icono del buen samaritano es una invitación a ir contracorriente.

En Internet, en un primer análisis, el buen samaritano puede parecer un perdedor, porque en la red quienes se preocupan por los demás no emergen automáticamente del torbellino de información. Los algoritmos seleccionan con mayor facilidad a los que gritan más fuerte y crean la mayor división. El estilo del buen samaritano no es altisonante; él actúa discretamente, interviene y luego desaparece. Pero su testimonio actúa en el tiempo. En profundidad.

Así, este icono nos invita a buscar un estilo cristiano para nuestra interacción en las redes sociales, y también a preguntarnos cómo vivimos en cuanto cristianos en una sociedad tecnocrática e individualista que produce indiferencia o antagonismos sordos.

 

¿Por qué un logo con dos peces?

La realización del logotipo y de la página web se confió a un grupo de jóvenes comunicadores que participaron en el programa La comunicación de la fe en el mundo digital, el proyecto piloto de formación que este Dicasterio lleva a cabo desde hace tres años; en cada edición han participado 16 jóvenes profesionales de distintas partes del mundo.

El pez es un símbolo cristiano; la mirada expresa la dinámica del encuentro. Así han resumido nuestros jóvenes amigos la experiencia de su recorrido y de su búsqueda. De este modo, nos invitan a trabajar en el mundo digital por una comunicación hecha para unir y no para dividir, para construir relaciones y no antagonismo.

31 mayo 2023